Chicos en el pasto
En 1964 Los Beatles viajaron a EEUU por primera vez, celebrando conciertos y generando desesperación e histeria entre los (las?) adolescentes. En ese mítico viaje aprovecharon para conocer a la revelación del folk de protesta, un tal Zimermann. Dice el mito que fue Robert quien, en ese encuentro, les dio de fumar por vez primera a los cuatro fantásticos. Y según cuenta Ringo (el más agradable de los 4, por lejos) a partir de ese momento comenzaron a componer desde otro punto de vista, lo que podría ser el inicio de una supuesta segunda parte de la carrera de los de Liverpool, cuando abandonan el simple rockanrolcito -genial en muchos casos, como Please Please Me- para comenzar a abordar músicas más "experimentales". El tipo dice que además de que se rió como tarado durante un par de horas (y que fue una experiencia fantástica), también produjo en él y en sus compañeros un cambio en la forma de hacer, de contar lo que ven y viven; o probablemente, un cambio directamente en la forma en que ven y viven.
Todos los años al comenzar el mes de mayo, se realiza mundialmente la Global Marijuana March, distintas manifestaciones en una importante cantidad de ciudades al rededor del mundo, bregan por una sociedad libre de prejuicios acerca de esta planta que crece como maleza. Según la página de Arda (quien organiza el evento en estas latitudes) se está pidiendo, además de la despenalización del consumo de dicho(so) vegetal, "una política de drogas más efectiva y más justa" y la "defensa de la investigación científica sobre los usos terapéuticos de la marihuana".
Recuerdo una vez en que mi padre llega con un abstract que le había dado un visitador médico en el hospital. Regenteado por algún laboratorio, un estudio evaluaba los efectos a largo plazo del mdma y del thc. En él se demostraban empíricamente los daños que produce el exceso de pasti, pero del faso sólo hablaba de rumores, no había demostración de nada. Nunca supe bien cuáles son las cualidades terapéuticas, ni si realmente existen, pero evidentemente,"aunque se sospecha que...", no se le han comprobado contraindicaciones. Y llama poderosamente la atención que, tratandose de una sustancia tan antigua, aún no se hayan obtenido datos certeros.
El evento, este año se llevó a cabo el pasado domingo 8, en palermo, tuvo una concurrencia masiva y, extrañamente (o no tanto si se tiene en cuenta cierta "sequía" que hubo, que derivó en un jodido aumento de precios), el dulce aroma no se hizo sentir desde lejos. Todo el evento parecía una versión sudamericana y devaluada de un happening, donde se veían malabaristas, artesanos, lonas con fanzines y cds pirateados, gente con diversos peinados y ropas, características de las distintas poses (o "tribus urbanas", como les gusta decir a los estudiosos del tema), y en vez de tocar un psicodelico floyd pre piper at the gates of down, tocaban bandas de rock que, contrariamente a los Beatles cuando descubrieron el canabbis, simplifican la música y el mensaje. Resistencia Suburbana es una banda de reggae clásico, bien tocado pero sin jugarse, que canta estribillos efectivos como "estamos cada vez mas yanquis" o "tuve que matar a un policía", y en los momentos de alto vuelo poético "el leon no tendría melena si se dejara esquilar".
El que no revolea clavas, dobla sus rodillas a ritmo sincopado.
El acto, cuando terminó esa banda, consistió en un discurso con las declaraciones que están en la página de la organización, pero llevadas a lenguaje "para el pueblo"; y luego una lectura de un genial poema enviado por Andrés Calamaro. Y todo cerró con Intoxicados.
El pity debe ser uno de los personajes más raros del rock nacional, un tipo que te cuenta que cuando vuelve de pegar faso le chupa las tetas a una puta que no le cobra y al toque nomás dice algo así como "nada me hace más feliz en la vida que escucharlos cantar conmigo". Y uno lo ve ahí, así tan simple, tan "como es", que no resulta una frase demagógica, como si fuera soltada por cualquier gran rockstar vernáculo, y enternece hasta al más fumado. Otra extraña cosa es que sorprenden. Arrancan con el conocido La vela, y despues se mandan a hacer un country con acustica, más que agradable, y letras muy divertidas y con rima, a lo (otra vez) Calamaro. De golpe te estabas aburriendo y pinta un punk al palo, con la acustica distorsionada bien al frente, y así.
Y la marcha terminó, y seguramente se haga el año que viene y el otro y el otro, porque difícil es que algún día la libertad individual se vea por encima de la libertad de mercado, porque a nadie importa si hace peor pasar una noche en la comisaría que fumar un porro, porque de última es una excusa para seguir controlando, y porque seguro que aún ustedes, malditos internéticos de cabeza amplia, también están en contra de legalizar y tienen dónde explicar el porqué.